A diferencia del último verano, este verano en MdQ está dominado por días de tórrido calor y sequía que me producen estados de fiaca que no me permiten concentrarme en mis lecturas sobre filosofía de la matemática. Si bien uno disfruta de la playa, es molesto ir a ella cuando hay muchos porteños rondando y la radiación UV excede el límite permitido para mi piel. Bueno, espero que las musas no sigan huidas y que la inspiración ilumine mi intelecto.
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