En estos últimos días he sentido el sabor amargo del éxito, en este sentido: en el quito año (son seis) del cursado del idioma japonés, cada vez noto más mi falta de destreza con el idioma comparado con la generaciones actuales con edades que van de 20 a 30 años. Siempre me tuve hacer horas trasero para poder aprender algo, algo que seguro me dura en la memoria, y cuando rendía la nota en el 90% de los casos era acorde a mi estudio. Pero en los dos últimos años de cursado he notado que la nota es mucho más baja que me dedicación al estudio, más aún siempre debo soportar el alarde del resto que dicen saqué tal nota (mayor que la mía) y solo estudié antes de venir. En cambio yo saco una mugrosa nota de aprobación habiendome roto el trasero por tres semanas. Y ni contar el nivel de estres y amargura que me deja el examen.
Uno podría pensar que el objetivo aprobar está cumplido. Pero no, uno no se puede engañar uno no tiene la destreza que tiene ellos. Más aún en las clases de conversación es cuanto más se ve la diferencia.
A veces me pregunto para que sigo algo que no tengo ni media capacidad para hacer algo, pero sigo más para dar un ejemplo a mi prole que ya para mi disfrute personal. Total es un año mas.
Uno podría pensar que el objetivo aprobar está cumplido. Pero no, uno no se puede engañar uno no tiene la destreza que tiene ellos. Más aún en las clases de conversación es cuanto más se ve la diferencia.
A veces me pregunto para que sigo algo que no tengo ni media capacidad para hacer algo, pero sigo más para dar un ejemplo a mi prole que ya para mi disfrute personal. Total es un año mas.
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