El terremoto del Río de la Plata se produjo el 5 de junio de 1888 a las 3.20 UTC-3, con una magnitud de 5,5 en la escala de Richter. Su epicentro estuvo en 34°36′0″S 57°53′59″O / -34.6, -57.89972, su hipocentro a 30 km de profundidad, a 15 km al sur suroeste de colonia del Sacramento y 41 km al este de Buenos Aires. Es evidente el pánico generalizado que surgió a raíz del sismo en los habitantes de las poblaciones de ambas márgenes del río de la Plata, dado que, tanto anteriormente como en la actualidad, no estaban familiarizados con los sismos. Sin embargo, ya se contaba con un antecedente registrado, el sismo del 15 de agosto de 1848 (162 años) pero como no provocó daños de magnitud como el de 1888, quizás se pensó que era un fenómeno aislado, o que, como el epicentro estaba lejano del continente y por lo tanto, lejano de las poblaciones, quizás se pensó que los futuros sismos se producirían en esas latitudes y no provocarían daños en el continente.
Ahora bien en la actualidad, con el movimiento de placas y dos sismos de gran magnitud con diferencia de solo 1 año, es probable que se vuelva a repetir el fenómeno. La pregunta es que pasaría? Buenos Aires tiene 4 millones de habitantes alojados en edificios no pensados para soportar terremotos, con un cono-urbano de 20 millones de habitantes que sufrirían las consecuencias del temblor, la destrucción de los edificios, la falta de servicios y como el pueblo argentino no es educado como el japonés, revueltas sociales, ley marcial, pestes y un panorama tal vez peor que el de Haití en la cantidad de muertos y desaparecidos. Un terremoto de 5.5 o 6 en la escala de Richter causaría daños en las malas contrucciones porteñas lo que significaría no menos de 200.000 muertos y casi 3 veces más cantidad de desaparecidos. Y ni contar lo que suceda en Rosario o Córdoba. La mala planificación urbana por parte de los malos gobernantes elegidos por el pueblo sumado a los pésimos gobiernos dictactoriales han hecho de Buenos Aires una bomba de tiempo que a medida que pasa el tiempo está a punto de estallar.
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