Creo que después de sufrir un nuevo aniversario a mi existencia humana, como cada año, se aproxima un hecho incuestionable:
el final de mi existencia física que conducirá al final de mi existencia mental. A menos que en el futuro uno pueda transferir la conciencia a una computadora como en la película
FreeJack. Si bien falta mucho para el desenlace final, no puedo resistir elaborar teorías contrafácticas sobre mi existencia después de los 80 años, donde cada día inevitablemente puede ser el último, donde uno por más que planifique proyectos a largo plazo para mejorar su calidad de vida, la crueldad de la naturaleza, frustrará cualquier intento de superación con enfermedades propias de la tercer edad o con un desenlace fatal en un horrible hospital. Durante esos momentos finales la sensación de muerte se hace irresistible y por más que uno luche en evitar perder la conciencia no podrá evitar el "
shutdown" del sistema.
De nada servirán las argucias intelectuales de justificar la existencia presente en el placer de adquirir nuevos conocimientos, en el placer de vivir nuevas experiencias o en los subterfugios místicos que proponen las religiones sobre la "
otra vida" o sobre las interminables "
re-encarnaciones" hasta alcanzar el
Nirvana. De nada sirve pasar por los estados anteriores a la aceptación del fin de la existencia, todo es una cruel burla de la conciencia humana.
Como dijese
Nietzche: el objetivo de la vida es conservarse y expandirse, con el conservarse solo
no basta, ya que el ser se muere y queda inanimado como una piedra a la merced de los elementos, todos esos argumentos tanto religiosos como psicológicos no son más que un proceso natural sobre el fin de la existencia del ser. Tampoco sirve en la expectativas sobre la nuevas generaciones, ya que si no existo no podré pensar y no podré ver como se haría realidad mis esperanzas.
Pero no solo es la desesperanza del fin de la existencia del ser lo que tortura a la conciencia, también lo es la desesperanza de la no existencia de un futuro, de no poder expandirse de solo conservarse, esto torturaría a algunas mentes inmersas en cuerpos jóvenes que incurren en escapes con el uso de drogas y vicios auto destructivos de cualquier tipo en respuesta a sus propias frustraciones.
En el futuro, especulo, que el hombre se dirigirá a una existencia consiente sin grandes esperanzas o con esperanza lógicas encuadradas en un fin de expansión sin desboques desmedidos. Su porvenir no será una forma gris de existencia, sino una forma madura de existencia para evitar que la propia tecnología que él ha creado no lo destruya y que su existencia finita sea superada.