En la ciudad de Capilla del Monte en la provincia de Córdoba, desde hace tiempo, se enarbola la bandera de protección del medio ambiente como una consigna primordial de su propaganda turística al resto del país. Pero en los hechos prácticos no es más que una pantomima. A modo de prueba informo lo que me ocurrió en mi propiedad ubicada en el barrio los falderos del Uritorco. En dicho barrio se puede ver en todos lados carteles que informan a los vecinos "lugar protegido por la ley provincial 7343/85". Pero cuando un vecino díscolo decide cortar de cuajo un paraíso de 50 años invadiendo mi propiedad aprovechando mi ausencia, con el solo pretexto que las raíces le pueden levantar una medianera que está construyendo, muestra un grado de sociopatía muy común en estos tiempo. Si estar conforme con ello me ha amenazado reiteradas veces también con un aguaribay centenario en mi propiedad que dista a mas de 4 metros de su medianera. Cuando hago la denuncia a medio ambiente de la municipalidad, este organismo en lugar de apoyar mi demanda ante tal abuso se pone, tal vez por motivos políticos, de parte del agresor. La respuesta ridícula ante mi denuncia por parte de inspectora fue: "es un árbol exótico de características invasoras de dispersión, lo cual, de ser admisible, la sugerencia de extracción de la totalidad de todos los árboles de este tipo existentes en la zona." ¿Cómo, esta persona protege el medio ambiente o lo destruye? Lo mismo ocurre con la comisaría del pueblo que ha mostrado muchas trabas para que haga las denuncias correspondientes.
Lamento mucho que con la ecología se la tome en el juego político de la doble moral, y me aterra lo desprotegido que uno está por quienes, me deberían de cuidar, como ciudadano que tiene al día sus impuestos.
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