El argentino típico es un tipo que se cree muy listo, muy vivo, pero que es extremadamente fácil de embaucar. También habla y grita muy fuerte cuando no hay peligro de que le devuelvan el golpe, pero cuando sí lo hay, no dice ni pío.
Cuando el gobernante de turno es un mafioso sin escrúpulos, muy pocos se le atreven. Peor aún, lo justifican porque "a este país solo lo puede gobernar un hijo de p***."
Pero si quien está en el poder es una persona más o menos normal, demócrata y no-peronista, todos le tocan el culo.
Hoy gobierna un peronista kirchnerista. Ya estamos peor que en el 2001, la caída de la economía es brutal y sin precedentes, el peso no vale nada. Y no pasa nada. Los estatales no protestan, los sindicalistas no dicen nada.
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