miércoles, julio 04, 2007

De tal palo tal astilla.


En estos días de frío y de astio... me viene a la memoria otra de las tantas historias que me contó mi tío. Cuando mi tío vivía en Italia en su pueblo natal Agrone, en el poblado vecino vivía una prima de mi abuela (Regilda Giovannini) casada con el boticario de la región. Mi tío me comentó que antes de venir a la Argentina, mi abuela tenía 4 hijos, una más de los 3 que arribaron a Argentina. Es decir un hermano difunto. Resulta ser que mientras mi abuelo (Máximo Castellini) trabajaba como picapedrero en Mar del Plata, Argetina. Mi tío difunto enferma de diarrea infantil, el médico del pueblo le recomienda unos remedios que mi abuela va a comprar al boticario de la región (el marido de la prima de mi abuela) junto con un antipirético, pues tenía 40 grados de temperatura. Mi abuela, tal vez por su educación, no le administra los remedios aconsejada por esas vecinas sabelotodo. Como resultado mi tío fallece. El boticario denuncia a mi abuela y ella es acusada de homicidio involuntario, pero como era único sustento familiar y hasta efectuarse la autopsia no es encarcelada. Por suerte la causa de muerte no se debió a lo que el boticario había insinuado.
Que serindipia del destino que esta vecina sabionda tenía un hijo que era el amante de la prima de mi abuela, el clásico patebolsa, la cuestión que queda embarazada. Su marido cuando se entera (el boticario) lo menos que le dice en dialecto montañez es Trocca (puta), y sin miramiento, ni divorcio la abandona y se radica en Argentina en la ciudad de Mar del Plata (paradójicamente se hace amigo de mi abuelo). Cuando mi abuela emigra y se radica en la Argentina, entabla un correo epistolar con esta prima.
Pasada la segunda guerra mundial y en plena depresión económica italiana, esta prima solicita a mi abuela que le ayude a su hijo a emigrar a la Argentina, pero como ella no tenía mucho dinero para el pasaje, le pide que le ayude en juntar dinero con su ex marido que estaba en una mejor posición económica en Mar del Plata. La cuestión es que mi tío actúa como intermediario entre mi abuela y el boticario (el ex marido). Ya que él todavía seguía resentido con la infidelidad de su esposa, pero por la amistad con mi abuelo lo convencen, juntan el dinero y lo giran a Italia. Hay que pensar que todo eso duró 4 años porque en aquella época no existía Internet, y el teléfono era un bien suntuario, por lo que todo era a carta transportada por barcos.
La cuestión es que a la fecha de arribo, el muchacho no se había embarcado, al mes recibe una carta mi abuela de su prima comentándole que la disculpe que su hijo se había malgastado el dinero en comprar una moto Vespa. Mi abuela le contesta una carta furiosa y insultándola. Comentándole que para ella su prima había muerto... La cuestión es que jamás leyó las cartas que venía de ella de Italia, sino que las quemaba previamente. Siempre que se juntaban los fines de año (antes que yo naciera) con el boticario este decía je, de tal palo tal astilla haciendo alusión a su ex esposa y a su hijo bastardo.

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