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Adaptando el prólogo de Einstein al libro "¿A donde va la ciencia?" puedo decir: Algunos hombres se dedican a la matemática, pero no todos lo hacen por amor a la misma. Hay algunos que entran en su templo porque se les ofrece la oportunidad de desplegar sus talentos particulares. Para esta clase de hombres la matemática es una especie de deporte en cuya práctica hallan un regocijo, lo mismo que el atleta se regocija con la ejecución de sus proezas musculares. Y hay otro tipo de hombres que penetran en el templo para ofrendar su masa cerebral con la esperanza de asegurarse un buen pago. Estos hombres son matemáticos tan sólo por la circunstancia fortuita que se presentó cuando elegían su carrera. Si las circunstancias hubieran sido diferentes podrían haber sido políticos o magníficos hombres de negocios. Si descendiera un ángel castigador y expulsara del Templo de la Ciencia a todos aquellos que pertenecen a las categorías mencionadas, temo que el templo apareciera casi vacío. Pocos fieles quedarían, entre estos últimos hallaría a nuestro Pedro Marangunic. He aquí por qué siento estima por él.
Debo resaltar su declaración de principios, que debería de ser imitada por muchos de los docentes de la carrera de física.
- El mero transcurrir de los años no siempre da experiencia, a veces da anquilosamiento.
- El rigor no es una pose intelectual el rigor es ser honesto con uno mismo y sus pares.
- Una postura prejuiciosa es suponer que la certificación de una tarea o formación sea mas importante que la tarea o la formación misma. Conozco mucha gente que no posee título de Doctor pero tiene una mejor formación que el que fue certificado. Pero este perverso sistema favorece mas el certificado que la formación.
- La forma de corrupción que produce el sistema es el fenómeno por el cual una persona publique 3 trabajos cuando pude condensarse en uno.
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